En los años ochenta, la familia formada por Jose María Punzón, Gumer Galán e hijos, naturales de Consuegra, en el corazón de La Mancha, se trasladan a la localidad madrileña de Chinchón, en busca de buenos pastos para su ganado.
Se instalan en un caserío de una finca llamada “La Jara Baja”, donde elaboran el auténtico queso artesano puro de oveja, siguiendo la tradición familiar de más de cinco generaciones.
La marca “La Rosa Amarilla” nace ante la necesidad de poner un nombre a los quesos. En aquella época los quesos se moldeaban en pleitas de esparto y casillas de madera con relieves para imprimir en las caras planas del queso la llamada “flor”. Ahí comienza la idea de Gumer, que con el tiempo se convierte en la marca y logotipo de la empresa.
En los años noventa, adquieren su propio terreno situado en la vega de Chinchón, ampliando las pequeñas instalaciones con las que contaban en la Jara Baja.
Tras la jubilación de Jose Mª y Gumer, los que se dedican a este noble arte son Jose, Carlos y Gema, que forman la sexta generación de queseros.
Y es ahí, en la vega de Chinchón, muy cerca de Titulcia, dónde siguen elaborando manualmente el auténtico queso artesano puro de oveja, de inconfundible sabor.
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